miércoles, 28 de noviembre de 2012

Tratamiento de la diabetes

Tratamiento:

El tratamiento de la diabetes mellitus se basa en tres pilares: dieta, ejercicio físico y medicación. Tiene como objetivo mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad para minimizar el riesgo de complicaciones asociadas a la enfermedad. En muchos pacientes con diabetes tipo II no sería necesaria la medicación si se controlase el exceso de peso y se llevase a cabo un programa de ejercicio físico regularmente. Sin embargo, es necesario con frecuencia una terapia sustitutiva con insulina o la toma de fármacos  hipoglucemiantes por vía oral.  

Fármacos hipoglucemiantes orales. Se prescriben a personas con diabetes tipo II que no consiguen descender la concentración de azúcar en sangre a través de la dieta y la actividad física, pero no son eficaces en personas con diabetes tipo I. 

Tratamiento con insulina. En pacientes con diabetes tipo I es necesario la administración exógena de insulina ya que el páncreas es incapaz de producir esta hormona. También es requerida en diabetes tipo II si la dieta, el ejercicio y la medicación oral no consiguen controlar los niveles de glucosa en sangre. La insulina se administra a través de inyecciones en la grasa existente debajo de la piel del brazo, ya que si se tomase por vía oral sería destruida en aparato digestivo antes de pasar al flujo sanguíneo. Las necesidades de insulina varían en función de los alimentos que se ingieren y de la actividad física que se realiza. Las personas que siguen una dieta estable y una actividad física regular varían poco sus dosis de insulina. Sin embargo, cualquier cambio en la dieta habitual o la realización de algún deporte exigen modificaciones de las pautas de insulina. La insulina puede inyectarse a través de distintos dispositivos: 

- Jeringuillas tradicionales, de un solo uso, graduadas en unidades internacionales (de 0 a 40). 

- Plumas para inyección de insulina. Son aparatos con forma de pluma que tienen en su interior un cartucho que contiene la insulina. El cartucho se cambia cuando la insulina se acaba, pero la pluma se sigue utilizando. 
 
- Jeringas precargadas. Son dispositivos similares a las plumas, pero previamente cargados de insulina. Una vez que se acaba la insulina se tira toda la jeringa. El nivel de glucosa en sangre depende de la zona del cuerpo en que se inyecta la insulina. Es aconsejable que se introduzca a través del abdomen, los brazos o muslos. Penetra más rápidamente si se inyecta en el abdomen. Se recomienda inyectar siempre en la misma zona, aunque desplazando unos dos centímetros el punto de inyección de una vez a otra. Hay que evitar las inyecciones en los pliegues de la piel, la línea media del abdomen y el área de la ingle y el ombligo.


El tratamiento apropiado de la DM1 corresponde a la reposición con insulina: los hipoglucemiantes orales no desempeñan ningín papel. La pauta óptima tendrá la intención de prevenir las complicaciones agudas y crónicas de la enfermedad al mismo tiempo que permitir al paciente controlar la glucemia y presentar hipoglucemias mínimas. Esto se obitene con un tratamiento intensivo con insulina, pero requiere un compromiso considerable por parte del paciente y un ajuste de la dosis de insulina en consecuencias. 

- La alimentación ha de permitir que el paciente mantenga un peso razonable, al igual que el crecimiento en niños y adolescentes. Las proteínas deben representar el 10-20% del consu,o de calorías; las grasas totales, menos del 30% (grasa saturada, <10%), y los hidratos de carbono complejos, el resto. Por lo tanto, se aconseja a los pacientes tomar una cantidad constante de hidratos de carbono para una comida o cambiar la dosis de insulina de acuerdo con la cantidad ingerida.

- Ejercicio físico: La respuesta glucémica al ajercicio varía en función de la concentración de glucosa en el medio interno, la duración y tipo de ejercicio físico, el estado de forma del paciente y la relación del ejercicio físico con las comidas y las inyecciones de insulina. Es preciso supervisar la glucemia antes y después del ejercicio, para determinar la respuesta a éste y prevenir la hipoglucemia. Si un paciente inicia un ejercicio extenuante mientras se encuentra hiperglucémico, la concentración de glucosa puede aumentar todavía más. Los pacientes siempre deben llevar pulsera o plca identificativa apropiada y tener acceso a glucosa o azúcar.

Tratamiento con insulina:
El tratamiento intensivo con insulina permite la administración de insulina de un modo que mimetiza la secreción por el páncreas sano. Se recurre a la inyección de insulina de acción corta a las horas de las comidas, para facilitar su metabolismo, y de un análogo de la insulina de acción inyecta para reemplazar la secreción basal de insulina.


La mayoría de los pacientes con DM2 son obesos y refieren un estilo de la vida sedentaria. Con frecuencia, presentan múltiples factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión arterial y dislipemia. El tratamiento debe incluir una modificación apropiada de estos factores de riesgo, la práctica de ejercicio físico y cambios de la alimentación, al igual que la obtención de un control glucémico apropiado, con niveles casi de HbA1C.
Las restricción de calorías al mismo tiempo que se sigue una alimentación equilibrada saludable es apropiada para favorecer una disminución de peso. El ejercicio físico mejora la acción de la insulina, facilita la pérdida de peso, reduce los riesgos cardiovasculares (aumenta la concentración de C-HDL y disminuye la de VLDL y triglicéridos) y aumenta la sensación de bienestar del paciente.

- Las sulfonilureas son secretagogos de insulina. Estos fármacos se unen al receptor de la sulfonilureas en las células beta, dando lugar al cierre de los canales de potasio, con el consiguiente influyo de calcio y la exocitosis de insulina. Su eficacia depende de la presencia  de una secreción endógeno de insulina.
- La repaglinida y la nateglinida se caracteriza por semividas muy cortas y actúan de modo similar a las sulfonilureas. Estos fármacos se administran antes de cada comida
- La metformina mejora el uso de glucosa mediado por insulina. No hay pruebas fiables de que provoque acidosis láctica.


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